La primera semana junto a tu bebé es emocionante pero puede presentar desafíos, especialmente si es tu primera vez amamantando. Descubre nuestros consejos sobre lactancia para comenzar esta etapa de la mejor manera posible.
Después del parto, la vida puede ser abrumadora: te encuentras con la necesidad de conocer a tu recién nacido mientras te recuperas. Pueden surgir emociones intensas, especialmente entre el segundo y quinto día, cuando muchas mujeres enfrentan el doble desafío de la «subida» de la leche y la «depresión posparto». Además, debes superar las expectativas y presiones asociadas con la rápida recuperación y el ideal de ser una supermadre. Sin embargo, una de las cosas más importantes que puedes hacer durante esta semana es simplemente estar presente para tu bebé y comenzar la lactancia de manera positiva.

¿Cuándo debería empezar a darle pecho a mi bebé recién nacido?
Es recomendable iniciar la lactancia con tu recién nacido dentro de la primera hora después del parto. Durante este tiempo, el bebé, al agarrarse y succionar, activa las células en tus pechos para iniciar el suministro de leche, conocido como la «hora mágica».
Según aconseja Cathy Garbin, una reconocida consultora de lactancia a nivel internacional, es ideal que coloquen al bebé sobre ti lo más pronto posible para permitirle acceder al pecho. Aunque puede que no se alimente de inmediato, es importante brindarle la oportunidad de hacerlo.
Se alienta a dejar que el bebé busque su camino hasta el pecho y se agarre por sí mismo, un proceso conocido como «gatear hasta el pecho», que se puede encontrar en vídeos por la web. En caso de dificultades para el agarre, los profesionales sanitarios están capacitados para ayudar con la colocación adecuada. Durante esta primera hora especial, se recomienda olvidarse de preocupaciones como pesar o vestir al bebé y simplemente disfrutar del contacto piel con piel, lo que estimula la liberación de oxitocina, la «hormona del amor». Esta hormona es esencial para generar la primera leche, conocida como calostro.
María, una madre en Palma de Mallorca, comparte su experiencia durante esta hora especial en la que las matronas del Hospital de Palma les dieron tiempo en familia para conocer a su bebé. Este momento, confuso pero maravilloso, incluyó dos alimentaciones durante esa hora única. Cabe destacar que, además de nutrir al bebé, la lactancia contribuye a la recuperación postparto al desencadenar la oxitocina, que favorece la contracción uterina y reduce la pérdida de sangre de manera natural.
¿Qué pasa cuando el parto no va según lo previsto?
En casos en los que el parto no sigue el curso esperado, como en una cesárea o situaciones complicadas, es posible mantener el contacto piel con piel con tu bebé y ofrecerle el pecho en las primeras horas de vida.
Si por alguna razón no puedes sujetar a tu bebé directamente al pecho, se sugiere que tu pareja mantenga ese contacto piel con piel. Esto proporcionará al bebé una sensación de seguridad, calor y amor hasta que estés lista para la lactancia.
En situaciones en las que el bebé no puede tomar directamente el pecho, se aconseja comenzar a extraer la leche tan pronto como sea posible y hacerlo con regularidad hasta que puedas amamantarlo. Aunque se considera óptimo iniciar la lactancia lo antes posible, no es esencial. Lo crucial es comenzar el suministro de leche para garantizar la posibilidad de amamantar en el futuro, si es necesario, según explica Cathy.
Para iniciar el suministro de leche, puedes utilizar la extracción manual y un extractor de leche de uso hospitalario. Esto es especialmente relevante en el caso de bebés prematuros o con problemas de salud, ya que la leche materna ofrece numerosos beneficios para su bienestar.
Son conocidas cantidad de madres que, debido a partos prematuros u otras complicaciones, no pudieron amamantar directamente a sus bebés durante las primeras seis semanas, pero posteriormente lograron realizar la lactancia con éxito. Esto demuestra que, incluso en situaciones desafiantes, la lactancia puede ser una opción viable después de un inicio más tardío.
¿Cómo sé si mi bebé se agarra correctamente?
Asegurar un agarre adecuado es esencial para iniciar la lactancia de manera exitosa, ya que el modo en que tu bebé se sujeta influirá en cómo ingiere la leche, impactando en su crecimiento y desarrollo. Un agarre deficiente puede ocasionar molestias o daños en los pezones, por lo que se recomienda solicitar la revisión de un profesional de la salud, incluso si alguien asegura que el agarre es correcto y no se percibe un problema evidente, especialmente durante la estancia en el hospital.
Lola, una madre alicantina de 3 hijos, comparte con nosotras su experiencia: «Cada vez que amamantaba en el hospital, mi marido llamaba a la matrona para que verificara el agarre. Hubo momentos en los que pensé que lo estaba haciendo bien, pero sentía dolor, y la matrona me ayudó a corregirlo. Así pude adquirir la confianza necesaria para hacerlo bien cuando llegará a casa».
Cuando tu bebé esté intentando sujetarse al pecho, orienta tu pezón hacia el paladar del bebé. De esta manera, agarrará tanto el pezón como parte de la areola que está debajo. Esto permitirá que el bebé coloque en su boca no solo el pezón, sino también tejido del seno, asegurando una alimentación adecuada.
Se destaca que un agarre correcto debería ser cómodo, más como un tirón que como una sensación dolorosa. El bebé debe tener la boca bien abierta, con el labio inferior ensanchado hacia afuera, mientras que el labio superior descansa cómodamente sobre el pecho. El lenguaje corporal del bebé debería reflejar comodidad. En la fase inicial, es posible que no haya un gran volumen de leche visible, pero el bebé succionará y se alimentará con frecuencia. Este proceso es crucial para establecer una lactancia exitosa.
¿Con qué frecuencia debe alimentarse a un recién nacido?
La frecuencia y duración de las tomas pueden variar considerablemente durante la primera semana de tu bebé. Recuerda que las primeras 24 horas son muy diferentes para cada bebé. Algunos duermen mucho debido al cansancio del parto, mientras que otros se alimentan con mucha frecuencia. Esta variabilidad es lo que más confunde a las madres primerizas, ya que cada madre y sobre todo cada bebé son diferentes.
El calostro, aunque producido en cantidades más pequeñas que la leche materna madura, es rico en nutrientes excepcionales. Así que dar el pecho con calostro permite que tu bebé practique la succión y aprenda a tragar y respirar antes de que la leche sea más abundante.
Cuando sube la leche, generalmente entre el segundo y el cuarto día, es probable que tu bebé tome el pecho de 8 a 12 veces cada 24 horas, incluyendo las tomas nocturnas. Estas primeras tomas pueden durar de 10 a 15 minutos hasta 45 minutos o una hora, ya que el bebé está desarrollando los músculos y la coordinación necesarios para succionar de manera eficiente.
¿Necesito un horario para las tomas de mi recién nacido?
La buena noticia es que las tomas frecuentes ayudan a iniciar y establecer tu suministro de leche. Cuanto más se alimente tu bebé, más leche producirás. Por lo tanto, no es necesario que te preocupes por planificar un horario de alimentación para tu recién nacido, ya que esto podría limitar sus oportunidades de alimentarse. Simplemente, concéntrate en darle el pecho cuando notes señales de que tiene hambre, como:
- Sacar la lengua
- Hacer ruiditos
- Mostrarse agitado al dormir
- Abrir los ojos
- Girar la cabeza cuando nota algo en la mejilla
- Chuparse los labios
- Intentar comerse la mano
- Hacer gestos como si llorara
- Comenzar a gimotear
- Llorar
El llanto es una de las últimas señales que indica que tiene hambre, así que, en caso de duda, ofrécele un pecho. Puede resultar más complicado dar el pecho si el bebé ya ha comenzado a llorar, especialmente en esta primera fase en la que ambos están aprendiendo. Con el tiempo, a medida que crezca, es probable que se alimente más rápido y con menos frecuencia, lo que hará que la lactancia sea más llevadera.
¿Experimentas molestias al dar el pecho?
Es probable que hayas escuchado que dar el pecho no debería ser doloroso, pero la realidad es que muchas madres se sienten incómodas en los primeros días. Esto no debería sorprenderte, considerando que tus pezones no están acostumbrados a la succión fuerte y frecuente de tu bebé.
Las primeras 48 horas suelen ser un período incómodo mientras tanto tu cuerpo y tu bebé se adaptan a la lactancia. Si tu bebé pasa demasiado tiempo en el pecho y no logra un agarre adecuado, la experiencia puede compararse con el uso de zapatos nuevos que aún están rígidos», señala Cathy. «Así como puedes lastimar tus pies, lo mismo puede ocurrir con tus pezones. Prevenir los daños es más efectivo que tratarlos, por lo que te recomiendo buscar la ayuda de un especialista o consultora de lactancia si el dolor persiste más allá de los primeros días».
También puede que sufras calambres similares a los menstruales (conocidos como entuertos) después de las tomas durante los primeros días, especialmente si no es tu primer bebé. Esto se debe a que la oxitocina liberada durante la lactancia ayuda al útero a contraerse para volver a su tamaño normal 4.
Durante la subida de leche, es común experimentar una sensación de plenitud en los pechos, que se vuelven firmes y notablemente más grandes. Algunas mujeres experimentan hinchazón, firmeza y sensibilidad, lo que se denomina congestión. La lactancia frecuente puede ser beneficiosa para aliviar la presión
¿Con qué frecuencia mi recién nacido debería tener pañales sucios?
El calostro actúa como un laxante que facilita la expulsión de las primeras heces de tu bebé, conocidas como meconio. Esto puede parecer un poco sorprendente, ya que las heces son negras y viscosas, parecidas al alquitrán 11. Pero no te preocupes, los pañales de tu bebé no siempre tendrán ese aspecto. De hecho, las heces de los bebés que se alimentan con leche materna suelen tener un olor inofensivo y ligeramente dulce.
Aquí tienes las cantidades y características de los pañales sucios que puedes esperar en los primeros días:
Días uno y dos:
- Número: dos o más
- Color: negro
- Textura: viscosa, similar al petróleo
Día tres:
- Número: tres o más
- Color: marrón verdoso oscuro
- Textura: algo menos viscosa
Día cuatro:
- Número: tres o más
- Color: marrón verdoso o amarillo amarronado
- Textura: ya no es viscosa
Desde el quinto día hasta que cumpla un mes:
- Número: tres o más
- Color: amarillo (deben ser de color amarillo después del día cuatro como muy tarde)
- Textura: granulosa (como la mostaza inglesa, con algunos granos enteros mezclados). Suelta y acuosa.
En cuanto a la orina del bebé, debe tener un color amarillo claro. Un recién nacido normal orina una vez al día hasta llegar a su tercer día, cuando debería mojar unos tres pañales cada día; y a partir del quinto día, debería producir cinco o más pañales mojados al día. También notarás que estos pañales son más pesados en comparación con los primeros días.
¿Cómo saber si mi bebé está recibiendo suficiente leche materna?
Iniciar la lactancia puede generar preocupación al principio, especialmente cuando produces cantidades pequeñas de leche. Sin embargo, si alimentas a tu bebé a demanda, estarás proporcionándole la cantidad de leche necesaria. Para llevar un seguimiento, observa la cantidad de pañales sucios y mojados, como se mencionó anteriormente. En caso de que tu bebé no siga este patrón, es aconsejable buscar orientación médica.
Como consejo popular se dice que durante las primeras semanas, la mayoría de los bebés se centran en comer y dormir. Si crees que tu bebé está inquieto y muestra unas ganas constantes de alimentarse, considera consultar a un pediatra.
Es posible que tu bebé regurgite vómito con el color de la leche después de una toma, lo cual generalmente no es motivo de preocupación. Sin embargo, si el vómito tiene colores inusuales como naranja, rojo, verde, marrón o negro, o si se expulsa con fuerza, es recomendable buscar asesoramiento médico. Además, debes consultar a un profesional de la salud si tu bebé presenta fiebre, sangre en las heces, una fontanela hundida (la zona blanda de la cabeza) o si no ha recuperado su peso al nacer después de dos semanas.
Si tu bebé no manifiesta ninguna de estas señales y sigue un patrón de crecimiento saludable, es probable que esté recibiendo la cantidad adecuada de leche. Con el tiempo, ambos os adaptaréis a la lactancia y estableceréis un patrón más regular.